El té verde es un tipo de té Camellia sinensis, que se obtiene de las hojas frescas, que son sometidas a un proceso el cual impide que fermenten, evitando que se pierdan su valiosos antioxidantes.
Un ensayo clínico realizado por dos centros españoles demostró que un compuesto del té verde, laepigalocatequina galato, junto con la estimulación cognitiva mejoran las capacidades intelectuales de las personas con síndrome de Down.
La revista The Lancet Neurobiology, publicó los resultados de la fase 2 del ensayo clínico, que indican que este tratamiento logra conseguir mejores resultados en las pruebas relacionadas con la memoria visual y las funciones ejecutivas de aquellos participantes del grupo control.
El ensayo está liderado por los doctores Rafael de la Torre, del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), y Mara Dierssen, del Centro de Regulación Genómica (CRG), y, a pesar de no ser curar la enfermedad, es la primera vez que un tratamiento demuestra cierta eficacia y abre la puerta a nuevas investigaciones orientadas a tratar un síndrome que se creía huérfano de tratamiento.
El principal antioxidante presente en el té verde, es el galato de epigalocatequina, que junto con un protocolo de estimulación cognitiva, mejora algunas de las capacidades intelectuales y modifica la excitación y conexión funcional del cerebro de las personas con síndrome de Down.
“Es la primera vez que un tratamiento demuestra alguna eficacia en la mejora de la función cognitiva en personas con este síndrome“, afirmó Dierssen, jefa del grupo de Neurobiología Celular y de Sistemas en el CRG y autora principal del estudio.
“Hay que dejar claro que nuestro descubrimiento no es ninguna cura para el síndrome de Down y que nuestros resultados todavía deben probarse en muestras más grandes, pero puede ser un tratamiento para mejorar la calidad de vida de estas personas“, agregó.
El síndrome de Down afecta aproximadamente a una de cada 1.000 personas en el mundo y es la causa más común de discapacidad intelectual de origen genético.
Se tiene previsto, que continúe la investigación e iniciar un ensayo clínico en niños y niñas con síndrome de Down.
“Nuestros resultados han sido positivos en una población adulta en que la plasticidad cerebral es limitada porque el cerebro ya está totalmente desarrollado. Creemos que si el tratamiento se aplica a niños y niñas las resultados serían aún mejores“, señalaron los investigadores.
FUENTE: LA TERCERA